EMILI TEIXIDOR, O MESTRE. IN MEMORIAM


Aos alumnos de Lingua Castelá


PRESENTACIÓN 2005-2006

(No curso 2005-2006 presenteime aos meus alumnos de Lingua Castelá coa reflexión sobre a última lectura de verán: Pan negro, de Emili Teixidor, que actuou sobre a miña memoria como a magdalena de Proust, devolvéndome parte das emocións que se foron espertando a propósito do contacto coa vida, da adquisición da linguaxe e do coñecemento alá pola miña nenez. Hoxe, humildemente, quixera homenaxear ao que foi para moitos de nós o MESTRE, Emili Teixidor , que nos deixou estes días, e tamén aos meus alumnos de tantos anos.)

"Mi pan ya no era tan negro, pero con PAN NEGRO pude volver a recordar las sensaciones de la infancia: el perfume de la hierba fresca recién cortada o el hervor de los espárragos; también la geometría de la manzana de nombre exótico, la camuesa; la sensualidad de la siesta, el misterio de los caminos rurales, la espesura de los bosques mágicos, los animales amigos y los sabores nunca olvidados. La higuera siempre nos inundaba de tristeza. Los relatos de los abuelos eran maravillosos, y tanto en ellos como en la vida real no faltaban los personajes míticos a medio camino entre el miedo y el regusto. Las conversaciones de mis mayores siempre tenían un sentido diferente al de las palabras que les servían de soporte y que conocíamos. Aún los días arrastraban el dolor de una guerra, no tan lejana, vertido en suspiro. En la tarde halagaban y reconfortaban el ánimo las sesiones de mate de las abuelas al calor del fogón. En el valle era hermoso el estremecimiento del tren, la transparencia de mi río, el lenguaje de las fuentes, los forasteros, las cartas de América y el sopor del perezoso verano. La tormenta, un terror. La nevada, un sueño.

En el PARAÍSO iba escribiendo dulcemente la memoria en mi retina de niña. Pero luego vendrían otros tiempos apresurados, otros espacios cerrados en los que hubo que recorrer la geografía por encima de los mapas con la punta de los dedos y los ojos muy abiertos, pues ya no era posible corretearla. El periódico era el libro grande que interpretaban los mayores porque no siempre decía lo que había que decir. Por los libros, que me regalaba mi padre, empecé a recorrer el mundo, a enamorarme de la melodía de los nombres: la Luisiana jugosa o Nueva Orleans. Era esta última la ciudad de los balcones de colores, de la música, de las casitas que cabían en mi imaginación y también, la ciudad de los pobres. Luego vendrían los Grisones, el paisaje amable de mil iglesias góticas, con sus ríos, sus montañas..., y en los sueños de enamorada, el recorrido del Transiberiano y una parada en el lago Baikal ...

El tiempo pasaba, y ya detrás del mostrador seguía soñando y me preguntaba si era guapa, lo eres bastante si eres lista, decía mi madre, y yo, y qué hay que hacer para llamarse DON, y ella respondía, estudiar, y yo pensaba, y para no caer en las redes de aquel tarugo al que dicen que yo le gusto, y para no casarse de blanco si llueve, y para no pelearme con la báscula cada vez que me piden un real de cominos, ¿qué hay que hacer?, y en el silencio seguía oyendo su voz, ESTUDIAR.

Y tú, qué haces, no te asaltan las dudas, no te haces preguntas, no sientes la necesidad de saber, nunca merodea por tu solar la SOLEDAD. La LECTURA puede ser tu barco velero y ESCRIBIR, un vuelo. Las palabras os dan la bienvenida y os desean un feliz viaje."

E. Rey Búa



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